"Cría ángeles": el teatro de los marginados y su resistencia

Una historia de seres abandonados, caídos del sistema, sometidos a diferentes formas de exclusión y la migración es la que se presenta en la obra Cría ángeles y te abrirán los ojos, del dramaturgo Ricardo Halac, con dirección de Rodolfo Hoppe.
Ángel (Ariel Leyra) es un hombre que fue internado en un hospicio por su esposa; es un poeta chaqueño que se fue a vivir a la Patagonia para buscar mejores condiciones de vida pero no pudo terminar de adaptarse y sus problemas emocionales lo llevaron a ser sometido a una instancia de institucionalización. Tiempo después, a partir de un programa de salidas transitorias, logra sumarse a un emprendimiento donde confecciona y vende angelitos de madera. En su deambular cotidiano conoce azarosamente a Tomás (Juan Tammaro), un joven que también pasó por la institucionalización en un correccional de menores y luego en la cárcel.
Ángel lo encuentra intentando escapar porque ha cometido un nuevo delito y está a la espera de un amigo que lo acompañe en su huida. Ángel no puede evitar ayudarlo, aunque su situación no es la más propicia para salvar a nadie.
Una historia de seres abandonados. Foto: Aylém González/Prensa
Estos personajes son mostrados por el dramaturgo como portadores de una verdad y una nobleza que va más allá de sus actos, como si el propósito de la obra fuera señalar que en los inadaptados, en los débiles, en los seres que expresan las fallas del sistema, hay siempre una forma de resistencia.
En el texto de Halac el contexto, las condiciones sociales moldean a los personajes. Como suele ocurrir con las criaturas del realismo argentino (el movimiento teatral de los años 60 al que perteneció Halac), los personajes están desprovistos de estrategias, tienen una mirada limitada sobre su realidad y actúan a partir de impulsos básicos que siempre los dejan en el lugar de perdedores.
El dramaturgo Ricardo Halac.
La identificación que se produce con el público se sostiene en esa carencia, en esa vulnerabilidad y también en una serie de sentimientos propios de la ficción teatral como la piedad hacia el caído y el descubrimiento de cierto discurso crítico en los seres excluidos, imposibilitados de cualquier perspectiva de éxito, meros sobrevivientes de un mundo al que nunca van a terminar de pertenecer.
El presente de la escena los sitúa en un punto de fuga, en una ruta donde Tomás se propone escapar de su destino en un modo de recrear la figura prototípica del desertor, el hombre que se escapa al desierto para fugarse de un sistema que quiere domesticarlo. Las figuras de Ángel y Tomás encarnan dos tipos de personajes: Ángel representa la bondad un tanto ingenua que se refuerza con los angelitos de madera que vende y fabrica, y Tomas es un ser enardecido, furioso que busca resolver y responder a los hechos desde la violencia. Estar al costado del camino significa, en la caracterización de estos personajes, elegir entre la ternura extrema, el rechazo a la competitividad y la eficiencia, o discutir el armado social desde la marginalidad y la delincuencia.
Personajes desprovistos de estrategias. Foto: Aylém González/Prensa
Hay en la dramaturgia una justificación psicológica para el estado actual de los personajes que resulta demasiado explicativa y esquemática. Los dos sufrieron el abandono de su familia: Tomás, el de sus padres, y Ángel, el de su esposa. Esto parece hermanarlos y señala la incomprensión que despiertan en su entorno. En la dramaturgia de Halac, los caídos pueden generar una forma de solidaridad distinta que, en la mirada del autor, es un recurso que permite alguna alternativa, la pequeña construcción de una realidad disidente.
*Cría ángeles y te abrirán los ojos se presenta los domingos a las 20.30, en El extranjero, Valentín Gómez 3378.
Clarin